Eco - Tomate

Mucha atención: investigadores de la Universidad Federal de Ceará, en Brasil, llegaron a la conclusión de que los métodos que actualmente se utilizan para la agricultura ecológica, provocan estrés en las plantas para que sus frutos sean más ricos en vitamina C, azúcares y fenoles.
¿Cuál es la explicación a este fenómeno? Que algunas frutas y verduras contienen ciertos compuestos químicos (fitoquímicos), como los fenoles, que se creen relacionados con la síntesis de antioxidantes. En aras de conseguir vegetales más ricos en fenoles, con interés nutricional, varios estudios científicos han propuesto someter la planta a estrés oxidativo, para que acumulen estas sustancias como mecanismo de defensa.
La hipótesis de que el estrés oxidativo aumenta las concentraciones de estos compuestos no había sido estudiada previamente. Por eso, los investigadores midieron, por un lado, la concentración de fitoquímicos en tomates orgánicos y convencionales; y por otro, la concentración de enzimas relacionadas con el estrés oxidativo.
Las conclusiones mostraron que los frutos procedentes de agricultura orgánica presentan un nivel de estrés mayor, que, unido a la limitación de nitrógeno disponible en el suelo, hace que los frutos sean un 40% más pequeños. Por el contrario, las concentraciones de vitamina C y fenoles fueron un 55% y 139% superiores respecto a los tomates convencionales.
La novedad de este estudio es que parece confirmar la relación entre el metabolismo fenólico y el estrés oxidativo. Los científicos sugieren que los agricultores deberían aceptar un pequeño nivel de estrés en sus frutas y verduras, tal y como ocurre con la agricultura llamada ‘ecológica’, para así mejorar ciertos aspectos nutricionales. Respecto a si las frutas serían más pequeñas, a pesar de tener una mejor calidad nutricional, Laurent Urban, coautor del estudio, declara a SINC: “Creemos que la cantidad justa de estrés al final del crecimiento mejoraría la calidad sin afectar a la cosecha, y actualmente estamos trabajando en este tema”.
No obstante, una mayor calidad nutricional no tiene por qué implicar una mejora en la salud. “Es un estudio de contenido nutricional, no de efectos para la salud”, aclara a SINC el profesor de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia J.M. Mulet. “No han estudiado el efecto de alimentar a diferentes poblaciones con uno y con otro, ni considera factores como la biodisponibilidad o la asimilación”, explica.
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