La contaminación del suelo consiste en la
introducción en el mismo de sustancias contaminantes, ya sea el suelo, debido
al uso de pesticidas para la agricultura; por riego con agua contaminada; por
el polvo de zonas urbanas y las carreteras; o por los relaves mineros y
desechos industriales derramados en su superficie, depositados en estanques o
enterrados.
Los abonos sintéticos (urea, nitratos, fosfatos, cloruros, etc.) deben
ser usados con moderación y cálculo, pues su abuso intoxica y mata la fauna
(lombrices, insectos, ácaros) y flora (hongos, bacterias) del suelo. Con el
agua los abonos llegan a los ríos, a los lagos y al mar, afectando a plantas y
animales acuáticos. Por eso es mejor usar abonos orgánicos como el guano de
isla, humus, abonos verdes, estiércol de animales, etc.
Los pesticidas o plaguicidas son compuestos químicos utilizados para controlar plagas
(insectos, hongos, bacterias, roedores, malezas, algas). Los más comunes son
los insecticidas (matan insectos), herbicidas (matan malezas), fungicidas
(matan hongos), roedoricidas (matan roedores), molusquicidas (matan caracoles y
babosas) y alguicidas (matan algas), entre otros.
Se pueden clasificar en:
· Hidrocarburos clorados: son compuestos químicos sintéticos, derivados de
hidrocarburos (petróleo, gas), que tienen características tóxicas. Una de
dichas características. es su gran persistencia o longevidad, es decir que no se descomponen o lo hacen muy
lentamente, permaneciendo mucho tiempo en el ambiente. Entre ellos están: DDT,
Aldrín, Dieldrín, Endrín, Heptacloro, Hexaclorobenceno, Mirex y Clordano. Por
su longevidad son muy dañinos y se concentran en las cadenas alimentarlas.
· Carbamatos: insecticidas selectivos de rápida degradación ambiental.
Actúan sobre el sistema nervioso.
· Naturales:
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