Cerca de 200 países se reunirán a partir del próximo lunes 30 de noviembre en París para llegar a un acuerdo que, al menos, se fije el objetivo de limitar a 2 grados el aumento de la temperatura global del planeta a final de siglo, de acuerdo con las recomendaciones del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU para evitar que las consecuencias de este fenómeno inducido por el hombre sean catastróficas e irreversibles para la Tierra.
Un total de 147 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Mariano Rajoy, han confirmado su presencia este lunes, en una capital que ha reforzado su seguridad tras los atentados del pasado 13 de noviembre.
Así, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU que tendrá en lugar en París hasta el 11 de diciembre debe conseguir aunar voluntades y líneas rojas de todos los países del mundo y lograr evitar cualquier veto a un acuerdo.
El secretario de Estado español de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, ha explicado que para España y para la Unión Europea la línea roja es que el acuerdo sea "vinculante", que logre el reto de los 2 grados centígrados y que los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero que se pongan sobre la mesa sean "revisables", a ser posible en 2018, antes de su entrada en vigor en 2020.
Por eso, ha admitido que la negociación será "muy complicada" y que los "principales escollos" con otros bloques internacionales es que no sea una "mera declaración de intenciones", sino que establezca objetivos de reducción de las emisiones de todos los países, especialmente de las grandes economías.
Saavedra ha asegurado que la UE va "con muchas expectativas que hay que gestionar con mucha cautela" y con "el mayor nivel de ambición" mundial planteado. En concreto, los Veintiocho han puesto sobre la mesa el compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 40 por ciento en 2030, aumentar la eficiencia energética un 20 por ciento y las energías renovables un 27 por ciento. El peso de las emisiones del conjunto de la UE a nivel mundial supone entorno al 8 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta.
Expectativas favorables
Pese a "fracasos pasados", el contexto actual, en su opinión, es "favorable", tras la "contundencia" de la ciencia y los informes del Panel de Expertos de la ONU en Cambio Climático (IPCC) que "no dejan dudas" sobre que el calentamiento del planeta está provocado por el ser humano y también, porque la opinión pública se ha concienciado sobre la concreción y gravedad del problema.
El secretario de Estado ha precisado que lo cierto es que 177 países que representan el 95 por ciento de las emisiones han presentado sus compromisos "voluntarios", pero la suma de éstos solo sería capaz de limitar el aumento de la temperatura global en 2,7 grados centígrados, cuando el objetivo "irrenunciable" son 2 grados centígrados. "La ambición debe ser mayor, pero de entrada ya hemos reducido a la mitad el calentamiento que el IPPC apunta si no se hace nada, que sería un aumento de 4 a 5 grados centígrados", ha comentado.
Líneas rojas
Asimismo, ha indicado que la UE prevé que su techo máximo de emisiones será 2020, mientras que China, un país "en desarrollo", se ha comprometido a llegar a ese máximo en 2030, tras un "salto muy importante". Sin embargo, ni China ni tampoco Estados Unidos quieren un acuerdo "vinculante", algo que para la UE es "irrenunciable".
Por eso, durante la COP habrá que "limar las diferencias" entre países en desarrollo y desarrollados", tanto en objetivos, como en forma jurídica como en la financiación y ayuda de los primeros a los segundos para alcanzar los retos.
"Si París fracasa o si es un éxito, el día 12 (se prevé que la cumbre termine el 11 de diciembre) habrá que seguir trabajando", ha apostillado Saavedra que cree el hecho de que con anterioridad se hayan producido fracasos en este ámbito como el de la cumbre de Copenhague en 2009, puede suponer una "fortaleza" de cara a la cita francesa porque los países saben que no se pueden permitir un fracaso más.
Por su parte, la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, ha precisado que el texto de negociación actual consta de 51 hojas "llenas de corchetes por negociar" que comenzarán a estudiarse desde el primer día y en los que se trabajará sin descanso, al menos hasta el 11 de diciembre. En este encuentro, de manera informal señalaron que el billete de vuelta de la delegación española está "abierto" por si hay que prolongar la estancia.
'Clima' previo
En la Conferencia del Clima que se celebró en Copenhague en 2009, en la que se esperaba un acuerdo definitivo y que acabó en el único consenso de que la cita había sido "un fracaso", los países se comprometieron a llegar a un acuerdo definitivo en 2015 que se pondría en marcha en 2020 y, mientras tanto, se estableció una especie de prórroga del Protocolo de Kioto, versión II, del que se cayeron Canadá y Japón, que sí se habían comprometido a limitar sus emisiones en 1997.
En la pasada cumbre de Lima, en 2014, se estableció, que a lo largo de 2015 y siempre antes de la cita de París, los países pondrían sobre la mesa compromisos "voluntarios" para mitigar el cambio climático y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, celebró una conferencia sobre la materia en septiembre de este año para impulsar las negociaciones de París.
Pese a los esfuerzos y a las declaraciones de la gran mayoría de Estados, de los líderes espirituales del mundo como el Papa Francisco o el Dalai Lama y el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, a día de hoy, las suma de las reducciones de gases de efecto invernadero limitarían el aumento de la temperatura a 2,7 grados centígrados a final de siglo, frente a los 5 grados centígrados que subiría si la comunidad internacional no actúa.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se ha manifestado a favor de luchar contra el cambio climático en distintos frentes, pero se enfrenta al escollo de no tener mayoría en el Congreso y en el Senado. China e India, por su parte, son economías emergentes que, aunque son de los principales emisores de CO2 del mundo, quieren seguir creciendo y exigen este derecho que ya ejercieron otrora por su parte las primeras economías del mundo, a costa de contaminar.
Tres días antes del comienzo de la cumbre, el Papa Francisco, que enviará a París al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ha dicho en su viaje a África, uno de los continentes más afectados por los efectos del cambio climático y con menos responsabilidad en el problema, que un fracaso "sería catastrófico". "Sería triste y me atrevo a decir hasta catastrófico que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común y lleven a manipular la información para proteger sus proyectos", ha advertido el Pontífice desde Nairobi.
De momento y hasta que concluya la negociación, lo cierto es que esta misma semana, la Organización Meteorológica Mundial ha publicado su informe preliminar de 2015 en el que asegura que este año puede acabar como "el más caluroso" de todos los tiempos.
Además, confirma que el último quinquenio, desde 2011, ha sido el más cálido desde que hay datos. El secretario general de la OMM, Michel Jarraud, ha confirmado que este año la temperatura global del planeta fue de 0,73 grados centígrados sobre la media del periodo 1961-1990 y aproximadamente 1 grado centígrado por encima de la etapa preindustrial, con datos de 1880 a 1899.
Para calentar el clima previo, este fin de semana las ONG y distintos movimientos sociales han organizado una 'Marcha Mundial por el Clima' que se celebrará en más de 1.000 ciudades de todo el mundo excepto en París, debido a las medidas de seguridad tras los recientes atentados.
Un total de 147 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Mariano Rajoy, han confirmado su presencia este lunes, en una capital que ha reforzado su seguridad tras los atentados del pasado 13 de noviembre.
Así, la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU que tendrá en lugar en París hasta el 11 de diciembre debe conseguir aunar voluntades y líneas rojas de todos los países del mundo y lograr evitar cualquier veto a un acuerdo.
El secretario de Estado español de Medio Ambiente, Pablo Saavedra, ha explicado que para España y para la Unión Europea la línea roja es que el acuerdo sea "vinculante", que logre el reto de los 2 grados centígrados y que los objetivos de reducción de gases de efecto invernadero que se pongan sobre la mesa sean "revisables", a ser posible en 2018, antes de su entrada en vigor en 2020.
Por eso, ha admitido que la negociación será "muy complicada" y que los "principales escollos" con otros bloques internacionales es que no sea una "mera declaración de intenciones", sino que establezca objetivos de reducción de las emisiones de todos los países, especialmente de las grandes economías.
Saavedra ha asegurado que la UE va "con muchas expectativas que hay que gestionar con mucha cautela" y con "el mayor nivel de ambición" mundial planteado. En concreto, los Veintiocho han puesto sobre la mesa el compromiso de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero un 40 por ciento en 2030, aumentar la eficiencia energética un 20 por ciento y las energías renovables un 27 por ciento. El peso de las emisiones del conjunto de la UE a nivel mundial supone entorno al 8 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta.
Expectativas favorables
Pese a "fracasos pasados", el contexto actual, en su opinión, es "favorable", tras la "contundencia" de la ciencia y los informes del Panel de Expertos de la ONU en Cambio Climático (IPCC) que "no dejan dudas" sobre que el calentamiento del planeta está provocado por el ser humano y también, porque la opinión pública se ha concienciado sobre la concreción y gravedad del problema.
El secretario de Estado ha precisado que lo cierto es que 177 países que representan el 95 por ciento de las emisiones han presentado sus compromisos "voluntarios", pero la suma de éstos solo sería capaz de limitar el aumento de la temperatura global en 2,7 grados centígrados, cuando el objetivo "irrenunciable" son 2 grados centígrados. "La ambición debe ser mayor, pero de entrada ya hemos reducido a la mitad el calentamiento que el IPPC apunta si no se hace nada, que sería un aumento de 4 a 5 grados centígrados", ha comentado.
Líneas rojas
Asimismo, ha indicado que la UE prevé que su techo máximo de emisiones será 2020, mientras que China, un país "en desarrollo", se ha comprometido a llegar a ese máximo en 2030, tras un "salto muy importante". Sin embargo, ni China ni tampoco Estados Unidos quieren un acuerdo "vinculante", algo que para la UE es "irrenunciable".
Por eso, durante la COP habrá que "limar las diferencias" entre países en desarrollo y desarrollados", tanto en objetivos, como en forma jurídica como en la financiación y ayuda de los primeros a los segundos para alcanzar los retos.
"Si París fracasa o si es un éxito, el día 12 (se prevé que la cumbre termine el 11 de diciembre) habrá que seguir trabajando", ha apostillado Saavedra que cree el hecho de que con anterioridad se hayan producido fracasos en este ámbito como el de la cumbre de Copenhague en 2009, puede suponer una "fortaleza" de cara a la cita francesa porque los países saben que no se pueden permitir un fracaso más.
Por su parte, la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Valvanera Ulargui, ha precisado que el texto de negociación actual consta de 51 hojas "llenas de corchetes por negociar" que comenzarán a estudiarse desde el primer día y en los que se trabajará sin descanso, al menos hasta el 11 de diciembre. En este encuentro, de manera informal señalaron que el billete de vuelta de la delegación española está "abierto" por si hay que prolongar la estancia.
'Clima' previo
En la Conferencia del Clima que se celebró en Copenhague en 2009, en la que se esperaba un acuerdo definitivo y que acabó en el único consenso de que la cita había sido "un fracaso", los países se comprometieron a llegar a un acuerdo definitivo en 2015 que se pondría en marcha en 2020 y, mientras tanto, se estableció una especie de prórroga del Protocolo de Kioto, versión II, del que se cayeron Canadá y Japón, que sí se habían comprometido a limitar sus emisiones en 1997.
En la pasada cumbre de Lima, en 2014, se estableció, que a lo largo de 2015 y siempre antes de la cita de París, los países pondrían sobre la mesa compromisos "voluntarios" para mitigar el cambio climático y el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, celebró una conferencia sobre la materia en septiembre de este año para impulsar las negociaciones de París.
Pese a los esfuerzos y a las declaraciones de la gran mayoría de Estados, de los líderes espirituales del mundo como el Papa Francisco o el Dalai Lama y el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, a día de hoy, las suma de las reducciones de gases de efecto invernadero limitarían el aumento de la temperatura a 2,7 grados centígrados a final de siglo, frente a los 5 grados centígrados que subiría si la comunidad internacional no actúa.
El presidente estadounidense, Barack Obama, se ha manifestado a favor de luchar contra el cambio climático en distintos frentes, pero se enfrenta al escollo de no tener mayoría en el Congreso y en el Senado. China e India, por su parte, son economías emergentes que, aunque son de los principales emisores de CO2 del mundo, quieren seguir creciendo y exigen este derecho que ya ejercieron otrora por su parte las primeras economías del mundo, a costa de contaminar.
Tres días antes del comienzo de la cumbre, el Papa Francisco, que enviará a París al secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, ha dicho en su viaje a África, uno de los continentes más afectados por los efectos del cambio climático y con menos responsabilidad en el problema, que un fracaso "sería catastrófico". "Sería triste y me atrevo a decir hasta catastrófico que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común y lleven a manipular la información para proteger sus proyectos", ha advertido el Pontífice desde Nairobi.
De momento y hasta que concluya la negociación, lo cierto es que esta misma semana, la Organización Meteorológica Mundial ha publicado su informe preliminar de 2015 en el que asegura que este año puede acabar como "el más caluroso" de todos los tiempos.
Además, confirma que el último quinquenio, desde 2011, ha sido el más cálido desde que hay datos. El secretario general de la OMM, Michel Jarraud, ha confirmado que este año la temperatura global del planeta fue de 0,73 grados centígrados sobre la media del periodo 1961-1990 y aproximadamente 1 grado centígrado por encima de la etapa preindustrial, con datos de 1880 a 1899.
Para calentar el clima previo, este fin de semana las ONG y distintos movimientos sociales han organizado una 'Marcha Mundial por el Clima' que se celebrará en más de 1.000 ciudades de todo el mundo excepto en París, debido a las medidas de seguridad tras los recientes atentados.
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