Una investigación de la Universidad Nacional identificó malformaciones en el 70 por ciento de los crustáceos analizados en la bahía de Cispatá (Sucre), en inmediaciones del golfo de Morrosquillo.
Este trabajo, desarrollado en convenio con la Universidad de Córdoba, encontró que los afectados son básicamente cangrejos, algunos de los cuales son usados para el consumo humano.
“Este problema está siendo ocasionado por plaguicidas, hidrocarburos de alta densidad y, en su mayor parte, porque la minería ilegal que busca oro vierte el mercurio que usa en ese proceso al río Sinú, caudal que desemboca en la bahía de Cispatá”, explicó el profesor Néstor Campos, quien dirigió el estudio.
“La mayoría de contaminantes orgánicos tiene grandes efectos mutagénicos, que producen alteraciones morfológicas durante el desarrollo embrionario, y carcinogénicos, es decir que desarrollan cáncer”, agregó.
En el caso de estos cangrejos, las malformaciones se representan en el número de sus espinas. Además, presentan una alta incidencia de enfermedades producidas por bacterias que carcomen sus caparazones.
Los mayores efectos se reportaron al final de la primera temporada invernal del año, entre junio y julio. Esto demuestra, según el experto, un efecto directo sobre la cantidad de lluvias que están entrando al Sinú y las descargas de aguas residuales sobre la bahía de Cispatá.
No es aislado
La contaminación con mercurio se ha vuelto común en muchas regiones del país. El año pasado, una investigación de científicos de la Fundación Phantera encontró mercurio en tejidos de jaguares (Panthera onca) que sobreviven en la zona amortiguadora del parque nacional Paramillo, entre Antioquia y Córdoba.
El reporte, en el que también participó la U. de Córdoba, indica que las concentraciones representan una amenaza importante de toxicidad y constituyen una alerta temprana importante, incluso para las poblaciones que viven en cercanías del área protegida. La intoxicación también afecta a peces, murciélagos y plantas acuáticas.
A esto se suma una alerta lanzada por la Contraloría, en la que indica que ya son 80 municipios, de 17 departamentos, los que están contaminados con mercurio. Esto se nota principalmente en sus ríos.
Una de las situaciones más dramáticas se vive en Chocó, donde el 90 por ciento de la minería que se practica es ilegal y daña cuencas claves, como las de los ríos Cabí, Andagueda, San Juan y Quito. Bolívar también vive una situación grave. Allí se reporta contaminación en 17 lugares, como Soplaviento, Simití, Pinillos, Santa Rosa del Sur y Arenal.
Las alarmas también están en Antioquia, sobre todo en Zaragoza, Segovia, Remedios, Amalfi y Tarazá; y, quién lo iba a creer, esa contaminación afecta ya a los ríos Amazonas e Inírida, en Guainía.
La Contraloría advierte que detrás de toda esta situación se esconde una alarma para la salud pública, porque el mercurio es altamente tóxico. Es un metal pesado, que puede ingresar por las vías respiratorias y causar lesiones a nivel celular en los tejidos donde se acumule, y generar alteraciones renales y neurotóxicas.
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