1. Asegúrate de que tus plantas reciban suficiente luz solar. Lo más importante a la hora de mantener las plantas sanas es la cantidad adecuada de luz solar. Algunas plantas al aire libre son amantes del sol, mientras que otras prefieren más la sombra. Si están en macetas, muévelas a su ubicación correcta con base en su especie. Si vas a cultivar las plantas en un jardín, verifica que estén en un buen lugar o ubicadas en uno mejor que se adapte a sus necesidades.
- Puedes consultar los requisitos de luz solar para cada planta visitando un semillero local o realizando una búsqueda en Internet.
- En caso de duda, mueve la planta a un lugar que reciba la misma cantidad de sombra y sol a lo largo del día.
2. Riégalas diariamente. Las plantas de exterior tienden a ser un poco más resistentes que las de interior (ya que normalmente tienden a ser autóctonas), pero eso no significa que no necesiten mucha agua. Si puedes, crea un sistema de rociadores automáticos o riega tus plantas a diario si no llueve.
- Por otro lado, configura un sistema de drenaje si tu parcela de jardín parece estar inundándose o tiene problemas de drenaje.
- Si no estás seguro de la cantidad de agua que deben recibir tus plantas, busca información en línea sobre su especie o visita un semillero local para preguntar.
3. Asegúrate de que tus plantas reciban la alimentación adecuada. Si tus plantas parecen un poco monótonas, significa que no están recibiendo los nutrientes necesarios de la tierra. Visita un semillero de tu localidad y ve qué alimentos o fertilizantes para plantas son de utilidad en tu jardín. Puedes agregar estiércol de aves o composta en el suelo como una forma natural de proporcionar nutrientes para tus plantas.
4. Mantén a raya las malas hierbas. Deshacerte de la mala hierba es una tarea que pocos disfrutan, pero es necesario para mantener bien a las plantas y con un aspecto saludable. Saca todas las malas hierbas de las raíces y revísalas regularmente para asegurarte de que desaparezcan. Es importante eliminarlas periódicamente, ya que estas plantas no deseadas pueden robar valiosos nutrientes y espacio de tierra que nuestras plantas necesitan para estar saludables.
5. Extrae las plantas marchitas y pódalas cuando sea necesario. Aunque no desees reducir el tamaño de tus plantas, es importante cortar las flores y ramas muertas, así como las partes que estén medio marchitas. Suele hacerse después de que una temporada de crecimiento ha terminado. Utiliza un par de tijeras de jardín y corta las flores y hojas marrones de tus plantas. Si crees que tus plantas se han vuelto demasiado grandes, también puedes cortarlas en ese momento.
6. Mata a los insectos, babosas y caracoles. No hay nada peor que tener un jardín perfectamente cuidado y que se destruya a causa de los molestos insectos y babosas. Encuentra un insecticida orgánico que puedas aplicar en tus plantas o utiliza insectos depredadores que se alimenten de los bichos de tus plantas, como alternativa natural.
- Por ejemplo, los nematodos se pueden utilizar para eliminar a los ácaros, mientras que las mariquitas se deshacen de los áfidos. Pero no dañarán ni se comerán tus plantas.
- Para no dejar entrar a las babosas ni a los caracoles a tu jardín, puedes espolvorear cáscaras de huevo trituradas alrededor del perímetro. Si prefieres matarlos, puedes utilizar un tazón de cerveza.
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