En el texto, los expertos plantean analizar cómo varían las condiciones del océano en el entorno de los organismos marinos, en lugar de limitarse a la caracterización del punto donde viven habitualmente.
Este sistema implica un cambio “significativo” en el enfoque tradicional a la hora de analizar la relación entre los organismos marinos y los escenarios ambientales en los que interactúan pues “obtener información puntual desde una embarcación no es lo mismo que hacerlo desde un avión o un satélite”, insisten los científicos.
En su opinión, la escala espacial a la que se estudie el entorno marino será el que finalmente determine el éxito en el análisis de cómo afecta la oceanografía a la localización de las especies pelágicas.
La aplicación de este método influye entre otras especies en el seguimiento del atún rojo del Atlántico, debido a la naturaleza de su desove que depende del escenario marino local, mientras que otras como la melva están menos condicionadas a las variaciones hidrográficas.
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