
El imponente salto tecnológico que hoy en día permite el aprovechamiento de variopintas fuentes renovables, unida al sentido común que exige el fin del tremendo despilfarro actual, deberían impulsar sin demora una urgente contrarrevolución energética global que permita la restauración de las energías renovables y ponga fecha de caducidad a las fósiles.
Espero que a la ciudad que fue cuna de la revolución por antonomasia, París, le toque en este decisivo 2015 convertirse en la ciudad donde con ocasión de la Cumbre del Clima se selle el acuerdo que termine con el ya antiguo régimen energético a base de combustibles fósiles, e inicie la contrarrevolución tendente a restaurar unas rejuvenecidas fuentes renovables como principal motor del mundo.— Martí Gassiot.
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