¿La tierra dará un respiro gracias a la pandemia?


 El respiro que está viviendo el planeta es temporal, advierten los expertos.

Para lograr una disminución notable en las cantidades de CO2 en la atmósfera, se debería lograr una reducción sostenida del 10% a nivel global en el uso de combustibles fósiles durante un año, según el Instituto de Oceanografía S


cripps de la Universidad de San Diego, EE.UU.

La NASA advierte que la disminución en las emisiones de gases como el CO2 necesitarían ocurrir durante un periodo de tiempo largo y sostenido para que pueda tener un impacto medible en el clima.

“Los mayores beneficios que estamos viendo son de corto plazo”, dice el profesor Kaufmann.

“Cuando la economía reabra es probable que regresemos a las prácticas que teníamos antes”, advierte.

Por eso, el efecto del coronavirus en el planeta depende de las decisiones que se tomen al momento de superar la crisis sanitaria.

“Cualquier impacto ambiental positivo que surja de esta aborrecible pandemia debe ser un cambio en nuestros hábitos de producción y consumo hacia un ambiente más limpio y ecológico”, dice Andersen de la ONU.

Róisín Commane, profesora de física climática en la Universidad de Columbia, pone de ejemplo lo que ocurre en Nueva York, la ciudad más golpeada por el virus a nivel mundial.

Ahí, a pesar de que la ciudad está confinada, se sigue generando más del 80% de CO2 que se emitía antes de la crisis.

Muchas de estas emisiones vienen de los sistemas de calefacción de los edificios y de industrias de combustibles fósiles en los límites de la ciudad.

“Creo que da para pensar el hecho de que cerremos toda la ciudad y logremos (solo) una reducción del 10% en las emisiones de CO2”, le dijo Commane a la BBC.

El profesor Kaufmann también cree que hay que hacer esas reflexiones.

“La pandemia nos está mostrando formas alternativas de hacer las cosas” dice. “¿A cuál de ellas nos vamos a adaptar en un mundo pospandemia?”.

“Todo depende de qué aprenderemos durante la pandemia que nos fuerce a cambiar nuestros comportamientos”.

Kaufmann hace énfasis en las rutinas personales, pero Commane añade una visión general.

“Necesitamos un cambio sistemático en la forma en que se genera y transmite la energía”, dice la profesora.


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