El panorama, sin embargo, es más complejo.
China y EE.UU., las dos superpotencias, han visto cómo la pandemia destruye su economía.
Como explica Roger Harrabin, analista de medio ambiente de la BBC, ambos países están desesperados por volver a los niveles de producción anteriores al virus, así que sus líderes pueden pensar que la manera más segura de lograrlo es recurriendo a los viejos y confiables combustibles fósiles.
Ante ese panorama, los gobiernos enfrentan un dilema complicado, según Harrabin.
“Deben decidir si rescatar a empresas contaminantes y usar ese rescate como palanca para imponer reformas con un enfoque ambiental, o dejar que vuelvan al uso intensivo del carbono como una medida para arreglar la economía de manera rápida”, dice Harrabin.
En EE.UU., algunas empresas de combustibles fósiles están decididas a buscar que el gobierno las rescate sin comprometerse con un futuro menos contaminante.
El presidente Trump, además, le ha restado importancia al cambio climático y ha insistido en ayudar a las compañías petroleras.
En China, por su parte, durante las tres primeras semanas de marzo se aprobó la operación de plantas impulsadas por carbón en una cantidad mayor a lo que se aprobó en todo 2019, según el centro de investigaciones ambientales Global Energy Monitor (GEM).
Los analistas del GEM dicen que esto puede ser una señal de los intentos de China de usar nuevas plantas de carbón como una manera de impulsar la economía interna después del bajón generado por el coronavirus.
A eso se le suma el billón de dólares que se estima que China invertirá en la construcción de infraestructuras carboneras en varios países en vías de desarrollo.
El cálculo entre los analistas es que a pesar de la pausa que se tomó China para combatir el virus, el nuevo impulso industrial dejará como saldo una reducción de solo 1% en la producción de energía este año en ese país.
Respecto a otras fuentes de contaminación, el Banco Mundial ha alertado sobre algunos países y ciudades que han relajado las medidas que tienden a desestimular el uso del plástico.
La ONU, por su parte, afirma que como resultado de la pandemia habrá un aumento de peligrosos desechos médicos.
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