¿Llegarán los bosques diseñados para el cambio climático?


Investigadores de la Universidad de Oviedo han identificado nuevos biomarcadores que podrán ser utilizados en los programas de gestión y mejora forestal para lograr la sostenibilidad de los bosques ante el calentamiento global.
El estudio, llevado a cabo en colaboración con el Servicio de Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida), tiene como pieza clave a los metabolitos, el conjunto de moléculas que componen el metabolismo de un ser vivo.
Así, los científicos tomaron como base de estudio una colección clonal de Pinus pinaster compuesta de pinos procedentes de otras zonas de España sí como de Francia y Marruecos cuyos metabolitos mantuvieron sus características tras ser cultivados en Asturias.
Según Luis Valledor, del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, los investigadores esperaban encontrar los mismos metabolitos independientemente de la procedencia de los árboles debido a que estas moléculas son muy sensibles a los cambios medioambientales.
Tras cinco años de esperar para borrar "su memoria de origen" los científicos esperaban hallar en todos los ejemplares los mismos metabolitos, pero descubrieron que los distintos ejemplares mantenían intacta parte de la capacidad genética de origen.
La investigación, publicada en la revista Molecular Ecology, permite explicar la mayor o menor tolerancia de los distintos ejemplares ante situaciones de estrés como la temperatura, la radiación ultravioleta o la escasez de luz.
De esta forma podrían generarse, previa identificación de los metabolitos, bosques a la carta, seleccionando árboles con capacidad de adaptación a las diferentes condiciones geoclimáticas.
Los científicos eligieron el Pinus pinaster por su importancia tanto en la industria maderera y de pasta de papel como en las políticas de reforestación al tratarse de una especie autóctona de notable presencia en Asturias y en España.
Esta especie ocupa en España aproximadamente 1,8 millones de hectáreas y es, tras el eucalipto, la especie más aprovechada por las madereras ya que supone prácticamente el 26% de toda la madera producida en España.
Los autores del estudio consideran que los resultados obtenidos con esta especie son trasladables a otras si bien la metodología desarrollada podría aplicarse a cualquier especie vegetal.
En el trabajo han colaborado también investigadores de la Universidad de Viena y de la Academia de las Ciencias de la República Checa.
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