El 29 noviembre durante el día de apertura de la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP21), se hicieron dos anuncios trascendentales para el futuro del planeta. Por un lado, una coalición de más de 40 gobiernos, cientos de empresas y organizaciones internacionales exigió acciones para eliminar gradualmente los subsidios a los combustibles fósiles. Por el otro, países como Alemania, Noruega, Suecia y Suiza, en compañía del Banco Mundial, invertirán US$500 millones en una nueva iniciativa para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y apoyar a los países en vía de desarrollo.
Las medidas ayudarán a cerrar la brecha para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 °C . En el comunicado presentado por el primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, a la secretaria de la COP, Christiana Figueres, se hace un llamado oficial a la comunidad internacional para que se redoblen esfuerzos y se desincentive el uso de energías fósiles.
Los gobiernos gastan más de US$500 millones de recursos públicos al año para mantener los precios internos del petróleo, el gas y el carbón relativamente bajos. Pero si se eliminan los subsidios a los combustibles fósiles se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero en 10% para 2050. Esa medida también liberaría recursos para invertir en educación, salud e infraestructura y energías renovables.
Key dijo que es un buen momento para hacer esta reforma porque, según él, “es la pieza que falta en el rompecabezas del cambio climático”. Recordó que más de un tercio de las emisiones mundiales de carbono, entre 1980 y 2010, fueron expulsadas por los subsidios a los combustibles fósiles. Su eliminación, entonces, representaría una séptima parte del esfuerzo necesario para lograr el objetivo de asegurar que la temperatura global no aumente más de 2 °C. “Con los precios del petróleo en mínimos históricos y el enfoque global en un futuro bajo en carbono, esta reforma nunca ha sido mejor”, remató el primer ministro neozelandés.
Sumado al esfuerzo de Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos y México, entre otras naciones, el Banco Mundial acompañó una iniciativa para crear nuevos planes con el fin de detener las emisiones y generar otros tipos de activos asociados a la industria del carbón que no contribuyan al calentamiento del planeta.
El programa pagará y medirá la reducción de emisiones a gran escala en áreas como las energías renovables, el transporte, la eficiencia energética y la gestión de residuos sólidos y las ciudades bajas en carbono. Por ejemplo, podría hacer pagos por la reducción de emisiones a los países que eliminen los subsidios a los combustibles fósiles o se embarquen en reformas para implementar energías renovables.
Esta nueva iniciativa comenzará a regir en 2016 con un compromiso esperado inicial de más de US$250 millones por parte de los países contribuyentes. El proyecto permanecerá abierto para apoyos financieros adicionales hasta que se alcance la meta de US$500 millones. “Poner las fuerzas del mercado en acción es una forma eficaz de reducir las emisiones”, comentó el primer ministro de Noruega, Erna Solberg.
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