Los congresos empresariales de hace 25 años centraban su atención en la competencia. Poco a poco fueron incorporando la eficiencia y la producción limpia. Hago esta remembranza debido a que en Medellín se llevó a cabo el encuentro del gas natural. Y se habló de sostenibilidad. Sabe el sector que mucho puede aportar para enfrentar la amenaza climática, si acelera la transición del transporte hacia combustibles más limpios y si aumenta la cobertura del gas domiciliario. El transporte aporta 23 por ciento del total de emisiones de carbono, especialmente en las zonas urbanas, pero en el sector rural aún se cocina con leña. Según la FAO, esta cifra alcanza casi el 70 por ciento de nuestras poblaciones interandinas y altoandinas. Este modo de cocinar y calentarse representa un enorme impacto en las emisiones y un peligro evidente para la salud humana. La demanda global de energía de biomasa alcanza la décima parte del total de la demanda de energía. Por eso, cuando uno ve el trabajo de EPM, líder entre los líderes, recogiendo la basura con vehículos de gas, y las metas del sector, un millón de nuevos usuarios, comprueba que algo ha cambiado.
No es lo único que se puede hacer, pero es un buen comienzo. Involucrarse más directamente en la adaptación integral de una sociedad que necesita recuperar su propia viabilidad es el segundo paso. Todos los sectores productivos deberían estar muy pendientes de lo que ocurrirá en París en diciembre de este año, cuando la humanidad suscribirá un nuevo acuerdo para enfrentar la crisis del clima y entrarán en acción los nuevos actores del cambio climático: los empresarios, los gobiernos locales, las universidades, los medios de comunicación. Será la hora de los ciudadanos globales, como escribía Donella Meadows, y no simplemente de los gobernantes de las grandes potencias.
No alcanza esta columna para poner los números del 2014, el año más caliente de la historia reciente. Según Michel Jarraud, secretario general de la OMM (Organización Meteorológica Mundial), 14 de los 15 años más calientes de la historia (desde que se cuenta con registros) fueron los primeros 14 años del siglo XXI. Y las tendencias del doble ataque no solo se mantienen sino que crecen: más lluvias torrenciales y más calor. Conocer a fondo esta amenaza y actuar sobre ella con un nuevo sentido de responsabilidad es el desafío mayor de los sectores empresariales conectados de verdad con la sociedad.
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